En la niebla

Y me perdí, querida mía, me perdí entre el vino
y unos poetas amigos más allá de la luna,
y me perdí esta mañana entre el estruendoso y aberrante estertor
de los despertadores inclementes que no saben
del arrullo cálido de la almohada, ni del abrazo acostumbrado del edredón,
ni saben de mi, ni de cualquiera con una noche que no se termina a sus espaldas

Y me perdí, faro entre la niebla tú, con esta densidad londinense inesperada
y me perdí hasta volver a quedarme dormido para salir de estampida
con la tostada perpleja viéndome correr
con un tazón en la mano por la autopista del pasillo
y el cinturón que se reía a carcajadas, despendolado y suelto de noviazgo

Y me perdí entre esta espesura -perdido ando- y no te encontré
detrás de cualquier esquina -cualquiera me hubiera bastado-,
pero estabas aquí, escondida, íntima, en una linea de un programa
en los ojos de una computadora, detrás de mi desastre, dando por bendecido el día.



 Video de la actuación en Donostia, el 10 de octubre de 2012