En la niebla

Y me perdí, querida mía, me perdí entre el vino
y unos poetas amigos más allá de la luna,
y me perdí esta mañana entre el estruendoso y aberrante estertor
de los despertadores inclementes que no saben
del arrullo cálido de la almohada, ni del abrazo acostumbrado del edredón,
ni saben de mi, ni de cualquiera con una noche que no se termina a sus espaldas

Y me perdí, faro entre la niebla tú, con esta densidad londinense inesperada
y me perdí hasta volver a quedarme dormido para salir de estampida
con la tostada perpleja viéndome correr
con un tazón en la mano por la autopista del pasillo
y el cinturón que se reía a carcajadas, despendolado y suelto de noviazgo

Y me perdí entre esta espesura -perdido ando- y no te encontré
detrás de cualquier esquina -cualquiera me hubiera bastado-,
pero estabas aquí, escondida, íntima, en una linea de un programa
en los ojos de una computadora, detrás de mi desastre, dando por bendecido el día.



 Video de la actuación en Donostia, el 10 de octubre de 2012

Otoñarse es vivir

Tardor. Otoño. Tardó en llegar pero ya ha penetrado hasta el tuétano de los huesos, con un filo de invierno en la cuchilla. Comparto las letras de unos versos, en este salto de noviembre al abismo de nosotros.


Corazón que escuchas
las tripas de la tarde en la ventana

Qué tal va
ese cuerpo de vitaminas inyectado?

Te dieron
de comer como es debido
los "abuelos" de la casa de comidas?

Abriga la memoria, los incendios precisos
de otra hora, las manos y los pies de las manzanas,
la senda que te vuelve cada día.

Eres el otoño atardeciendo
de par en par las puertas franqueadas.

Retorno de la voz, en San Sebastián


El miércoles 10 de octubre de 2012, Retorno de la voz tomará cuerpo musical en la ciudad de San Sebastián. Tras varios recitales en Madrid y Sevilla, presentaré en la localidad vasca mi último libro publicado. Y será en un acto poético musical extraordinario. Y no lo digo por el hecho de estar yo metido en el ajo -que también-, sino por la belleza del acercamiento de la viola y la txalaparta a la palabra poética.
 
Poesía y txalaparta son dedos que escarban en la tierra buscando las raíces. Son una búsqueda de la voz primera, del eco sonoro que late en el alma al ser. La poesía se hilvana buscando el hilo de ese esbozo original, de esa voz que nunca muere; la txalaparta resuena en todo aquello donde se manifiesta y se hace presente esa voz de siempre. Ahí está la tierra. Ahí está la búsqueda de esas cosas pequeñas con raíces tan profundas, una verdad que cuando es verdad es universal.

Serán catorce los poemas de Retorno de la voz, así como varios textos inéditos, los que he salpicado de notas para la ocasión junto a los fantásticos músicos Sergio Lamuedra, Leire Tapia y Beñat Iturrioz, que actuarán en directo con viola y varias txalapartas de madera y pizarra. Los textos son en castellano, aunque habrá una sorpresa en euskera.
 
Además tendré el enorme placer de ser presentado por el escritor Harkaitz Cano, y la escritora y actriz Teresa Calo, con quienes mantendré, al término de la actuación, una charla coloquio abierto al público en el que dialogaremos acerca de la poesía, sus cosas pequeñas, sus raíces profundas, su autenticidad, la impostura... (Cosas pequeñas, raíces profundas -Gauza txikiak, sustrai sakonak-)
 
Retorno de la voz (Vitruvio, 2011), que ha quedado Finalista del Premio de la Asociación de Editores de Poesía 2011 en la modalidad de mejor obra de habla hispana, es una mirada poética al paso del tiempo frente al ser humano y su capacidad de amar, una mirada hacia la tierra, la vejez y el hombre que intuye, a veces, su ineludible final. Un libro lleno de fragancias, texturas, recuerdos y ritmos; un sentido homenaje filial a la figura de los padres del autor y a toda una generación de hombres y mujeres; una búsqueda de las raíces, de lo auténticamente vivido con sencillez, del paisaje y la tierra como territorio definitivo, un conjunto de poemas directos y evocadores, contemplado a la luz de la certeza de un final inevitable.
 
Miércoles 10 de Octubre de 2012. 19:30 horas
Centro Cultural Ernest Lluch (Salón de Actos)
Paseo de Anoeta, 7. Donostia

"Retorno de la voz" Finalista de los Premios AEP 2011 al mejor libro de poesía en habla hispana

David Morello Castell (Madrid, 1976) es poeta, escritor y periodista. Licenciado en Derecho por la Universidad Autónoma de Madrid, y en Periodismo por la Universidad Carlos III de Getafe. Actualmente trabaja en el mundo de la comunicación.


Ha publicado los libros de poesía El Cielo no se toca (Premio Nacional de Poesía, XL Justas Literarias de Reinosa-Cantabria, 2004) y Retorno de la voz (Ediciones Vitruvio, Madrid, 2011). Este último poemario ha merecido ser declarado Finalista del Premio de la Asociación de Editores de Poesía 2011, en la modalidad de mejor obra de habla hispana, entre los mejores libros de este género editados en dicho año. El galardón recayó finalmente y con todo merecimiento en el poemario Escrito en la zona oscura, de José Elgarresta (Ed.Vitruvio).

Es autor de las obras de teatro El tiro por la culata y Me sacáis de quicio, coño!, y de los poemarios En cualquier cajón, un pasado y Réquiem por un hombre cualquiera, de próxima aparición en la Editorial Vitruvio.

Retorno de la voz es una mirada poética al paso del tiempo frente al ser humano y su capacidad de amar, una mirada hacia la tierra, la vejez y el hombre que intuye, a veces, su ineludible final.

Un libro honesto y descarnado, escrito sin concesiones y lleno de fragancias, texturas, recuerdos y ritmos que le proporcionan al conjunto de poemas una atmósfera unitaria. Este poemario rinde tributo a una generación que orilla cerca de la última ola de la vida y reconstruye en retazos una atmósfera cálida aunque no siempre fácil.

Retorno de la voz es, ante todo, un sentido homenaje filial a la figura de los padres del autor, la narración de una búsqueda de las raíces, de lo auténticamente vivido con sencillez inconsciente, de los vínculos familiares, del paisaje y la tierra como territorio definitivo donde se instalará el autor, junto a la niñez perdida pero nunca olvidada, y la evocación recurrente, desoladora muchas veces, de cuanto fue entonces compartido. Todo ello contemplado a la luz de la certeza de un final inevitable.